Mostrando entradas con la etiqueta Michael McKean. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Michael McKean. Mostrar todas las entradas

La diplomática. Temporada 1

🌟🌟🌟🌟


¿Se puede hacer una serie sobre una mujer empoderada, lista como ella sola, sin que los hombres que pululan a su alrededor sean unos machistas, unos gilipollas y unos violadores en acto o en potencia? Pues sí, se puede. Yes, we can. “La diplomática” así lo demuestra. Que aprendan Issa López y Greta Gerwig. Los hombres estamos de enhorabuena. Gracias, Deborah Cahn, gracias de verdad. No sabes lo que esto significa para nosotros... Tú vienes de una escuela televisiva que hace productos cojonudos y no pasarratos para pre-marujas, y eso nota. Antes no lo sabía, pero ahora ya sé que “Homeland” y “El ala oeste de la Casa Blanca” adornan tu currículum. Son palabras mayores. 

Gracias, también, al amigo de León que me recomendó ver "La diplomática". Se prodiga poco, pero joder, es que lo clava. De todos modos, cabronazo, esto no es una miniserie como me dijiste, sino la primera temporada de un culebrón que ya se avecina. No se cierra la trama, y si lo llego a saber no vengo. La vida es corta y la mies es mucha. Pero no nos pongamos tristes, cachis la mar, ahora que hemos encontrado una ficción en la que hombres y mujeres compiten por igual en poderes y en maldades. ¡Albricias y zapatetas!

Nuestra diplomática en cuestión es la embajadora de Estados Unidos en el Reino Unido. Pero lo es muy a su pesar, porque ella preferiría estar en Kabul, o en Islamadad, dándole caña a esos talibanes que son -ellos sí- la pura escoria del género machirulo. Pero Washington tiene planes para ella, y ella, ante todo, es un soldado que se debe a la patria. Faltaría más. 

Mientras tanto, de reojo, tiene que vigilar a su marido, que también fue embajador de las zonas calientes y que es un liante de primera que no sabe resignarse a su papel de primera dama en la embajada. Pero está tan bueno, y hace cosas tan gentiles en la cama, que nuestra diplomática pierde el oremus llegadas las doce de cada noche, como una cenicienta a la inversa, todo inteligencia durante el día y pura irracionalidad durante la noche. Mujeres, hombres, talones de Aquiles y de Aquilas... Es todo lo mismo.




Leer más...

This is Spinal Tap

🌟🌟🌟🌟

Rodolfo Chikilicuatre empezó siendo un personaje más de la pandilla nocturna de Andreu Buenafuente. Un cantante de tupé imposible y guitarra infantil que cantaba el Chiki Chiki rodeado de tías jamonas. Su número de humor, estrafalario y tontuno, terminó participando en el festival de Eurovisión para asombro y carcajada de los espectadores que aquel día, por primera vez en muchos años, nos asomamos a las pantallas cantarinas del continente. Algún telespectador en los confines de la vieja Europa, quién sabe si en Malta, o en Letonia, se tomó muy en serio el baile ridículo de Rodolfo, y éste, mejorando actuaciones precedentes, y varias que vinieron después, recibió cincuenta y cinco puntos que refrendaron el triunfo del humor sobre la realidad. De la broma cachonda sobre la seriedad de la propuesta.


   Veinticinco años antes, al otro lado del charco, un grupo de comediantes televisivos que además componían canciones y rasgueaban las guitarras, decidieron gastar una broma parecida en This is Spinal Tap, el falso documental que cubría la gira por Estados Unidos de los Spinal Tap, un grupo de rock británico que trataba de reverdecer las viejas glorias de su repertorio. El mockumentary de Rob Reiner era la parodia hilarante de todas las tonterías musicales y extramusicales que rodeaban a los melenudos de entonces: las riñas internas, las crisis conceptuales, las extravagancias en los hoteles. La "Yoko-Ono" de turno que al final terminaba por joderlo todo. 

    Los componentes de Spinal Tap eran medio bobos y medio yonquis. Unos majaderos sin dos dedos de frente que iban metiendo la pata en cualquier escenario que pisaban. Pero muchos espectadores salieron de los cines convencidos de su existencia real, y se preguntaron, extrañados, cómo es que nunca habían oído hablar de aquel grupo de fama mundial. La broma de estos comediantes americanos se hizo bola de nieve, y fenómeno universal, y años después, para seguir con el cachondeo, y satisfacer las inquietudes de los fans, decidieron formar el grupo verdadero de los Spinal Tap, una mezcla imposible entre el rock de The Queen y las letras de La Polla Records, que tocó sus descojonaciones en los escenarios más selectos del circuito mundial. Tuvieron, incluso, una aparición estelar en Los Simpson, que hoy por hoy es la aspiración máxima de cualquier artista que se precie. El reconocimiento último tras el que ya puedes retirarte para morir tranquilo. 


Leer más...

Better Call Saul. Temporada 1

🌟🌟🌟🌟🌟

Los spin off suelen ser subproductos prescindibles, inventos de los productores para seguir estrujando la teta de una trama ya mortecina. 

Uno, sin embargo, si hace un esfuerzo de memoria seriéfila, descubre que tres de sus comedias preferidas son producto de esta práctica mercantil: Los Roper, que originalmente fueron los caseros de Un hombre en casa; Frasier, que desarrolló el personaje más loco y enjundioso de Cheers; y Veep, que es la adaptación americana de The thick of it, la comedia británica que ridiculizó a los políticos isleños. Tres spin offs que igualaron o superaron los méritos de su serie matriz. Y ahora, con Better Call Saul, ya van cuatro. Cuando hace un año se anunció la secuela de Breaking Bad protagonizada por el abogado –o lo que fuera- Saul Goodman, uno supo al instante, con la presciencia de un veterano televidente, que Better Call Saul iba a ser otra serie a la que habría que construir hornacina en el templo. Saul Goodman tenía muchas cosas que contarnos del viejo Albuquerque, de cuando la droga azul del señor Heisenberg todavía no se vendía por las esquinas, y los malotes mexicanos campaban a sus anchas en los bajos fondos de la ciudad. Nos mataba la curiosidad de conocer mejor a un personaje tan entrañable y odioso, tan adorable y mezquino. Y Vince Gilligan, que es un tipo de instinto comercial que nos lee el alma como si nos hubiera parido, nos concedió la satisfacción de la sabiduría.

               It’s all good, man…



Leer más...