Cabeza borradora

馃専馃専馃専

Entre 1965 y 1970, antes de que la vocaci贸n del cine llamara a su puerta, David Lynch estudi贸 en la Academia de Bellas Artes de Filadelfia. All铆 so帽贸 con ser el enfant terrible de las artes pl谩sticas; el pintor provocativo del reverso tenebroso. All铆 se cas贸 por primera vez, tuvo una hija, desarroll贸 su talento natural para retratar lo macabro y lo repulsivo. En las ruinas postindustriales de una ciudad enfermiza, Lynch encontr贸 la inspiraci贸n para dibujar hombres deformados y bichos inexplicables. Hubo, sin embargo, demonios que saltaron de sus propias composiciones para robarle el sue帽o: fantasmas sobre la paternidad y la edad adulta que el propio Lynch dej贸 se帽alados en el documental The art of life.

   A帽os despu茅s, ya en Los 脕ngeles, David Lynch volc贸 sus experiencias filad茅lficas en su primer largometraje, Cabeza borradora, que tard贸 siete a帽os en parir entre penurias econ贸micas y des谩nimos creativos. Cualquier otro cineasta hubiera contado una historia lineal, autobiogr谩fica, de jovenzuelo que llega a Filadelfia cargado de ilusiones y vive experiencias de az煤car y sal, de risas y llantos. Pero David Lynch es un tipo oscuro, retorcido, y en Cabeza borradora prefiri贸 esconderse tras la m谩scara de una pesadilla: la que vive Jack Nance atrapado en ese matrimonio desolador, en esa paternidad lacerante del monstruo que no para de llorar. 

    Aunque la pel铆cula es barroca y expresionista, l煤gubre y desquiciada, es f谩cil seguir la pista del director en ese apartamento de cochambre, en ese matrimonio contra铆do sin ilusi贸n. Es por eso, quiz谩, que Lynch va introduciendo m谩s pesadillas dentro de la pesadilla, para guardar su intimidad bajo siete llaves y dos candados. Y es entonces cuando el espectador empieza a perderse en sus mundos on铆ricos, en sus obsesiones particulares. El teatrillo con cortinas que estrena funci贸n cada noche, entre los radiadores que no calientan.



No hay comentarios:

Publicar un comentario