Grupo 7

🌟🌟🌟🌟

Las grandes obras que nos legaron los antiguos se hicieron gracias al trabajo de sus esclavos, que trabajaban de sol a sol a cambio de un mendrugo de pan, y de un cazuelo de agua. Con el paso de los siglos, gracias a los avances humanitarios, los emprendedores los fueron sustituyendo por trabajadores mal pagados que ahora recibían amenazas en lugar de latigazos, y un cacho de carne en las fiestas de guardar. Con esta mano de obra se construyeron las catedrales, la Gran Muralla China, las vías férreas, el canal de Panamá... Y en nuestro país, como quien dice ayer por la mañana, el Escorial, o las obras del Bernabéu, o el Valle de los Caídos. Ahora mismo, en los emiratos del Golfo, un ejército de hormigas asiáticas construye los grandes rascacielos del desierto y los futuros campos del Mundial de fútbol, en condiciones laborales que harían enfurecer otra vez al abuelo Marx, si éste se levantara de su tumba londinense.


    Grupo 7 cuenta la historia de los esclavos que contribuyeron con su curro a la pompa modernizadora de España. Mientras los obreros se jugaban el tipo en los andamios de la Expo de Sevilla, construida a mayor gloria de nuestra monarquía, ellos, los integrantes de este cuerpo policial que pateaba las peores calles y los peores tugurios, limpiaban de drogadictos los futuros barrios que iban a transitar los turistas. El Grupo 7 no existió como tal, aunque está inspirado en brigadas que se dedicaron a parecidos tejemanejes. Pasados de la raya, o intachablemente constitucionales, estos tipos, por lo que se ve en la película -los apartamentos exiguos donde viven, o los bares cutres donde alternan- no parecían recibir un gran sueldo por arriesgar el pellejo cada mañana, persiguiendo a tíos por las azoteas o entrando a saco en apartamentos de mala muerte. Me imagino que las doce pagas, la extra de Navidad y el plus de peligrosidad. Y poco más... Con lo que falta -que el abuelo Marx, siempre tan técnico, llamaba plusvalía- otros se hicieron de oro a cuenta de la gloria nacional. Finalizada la Expo de Sevilla, los drogatas regresaron a sus ecosistemas naturales, como las aves migratorias, y los pabellones y recintos se fueron oxidando y derrumbando. Tanto trabajo para tan exigua fiesta. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario